“He visto tu rostro… y era como ver el rostro de Dios” Gen 32,4-14; 23-33
El día 27 de abril sábado, celebraremos una nueva tarde de oración. Dará comienzo a las 17:15 h
El Resucitado nos acompañará como el amigo, hermano y Maestro que nos explica de camino las Escrituras, las antiguas promesas realizadas en Él. En cada rincón de ellas, podemos ver ya prefigurada su vida, y su manifestación. Por eso, nuestro interés por comprenderlas mejor.
En el texto que leeremos este día, también podremos ver esbozada su figura. Nos vamos a encontrar con un pasaje de reencuentro entre hermanos; de resolución de un conflicto. Muy válido, pues, para ver cómo la Biblia nos muestra el modo de abordarlo. Cómo entramos y cómo salimos de la situación.
En Jacob contemplaremos ese proceso de restauración al que precede una necesaria purificación o transformación interior. El texto último del desenlace nos deja un versículo muy hermoso: “He visto tu rostro… y era como ver el rostro de Dios”.
Detrás de esa expresión podemos oír textos de la 1 Carta de Juan, en donde se equipara el amor al hermano como el amor mismo a Dios. Ese versículo de Génesis es un adelanto. Experiencia de paz, de descanso, de felicidad y seguridad. Experiencias de fraternidad que son del Reino, de Resurrección. ¡Éste puede ser un don y gracia de esta Pascua para todos nosotros!