Teresa no funda comunidades para que recemos juntas. Ella siente que la comunicación espiritual entre las hermanas, reunidas para poder hablar «en Dios» (con él y de él), es decir, para orar y comunicarnos, es el fundamento de sus comunidades. Ésta es, en concreto, la misión de sus carmelitas: aportar a la Iglesia de todos los tiempos experiencia de Dios y comunión fraterna.