Y es que la contemplación va unida al gustar de ser “hijos amados” con Jesús.
Primer paso es creérselo. Y segundo, decidirse.
Decidirse a tomar el camino de la oración, de arriesgarse a entrar en una relación con una Persona muy particular. Relación desigual. Frente al Absoluto. Pero donde me siento reconocido, único, amado, esperado.
“Determinada determinación”