EDITH STEIN

Teresa Benedicta de la Cruz, un misterio escondido en la oscuridad de lo insondable.

En lo arcano de la vida, las cosas más profundas, aquello que parece invisible, se hace evidente por medio de ese haz de luz, que es Dios en el corazón del ser humano.

«Toda vida humana esconde un misterio en la oscuridad de lo insondable», escribió María Amata Neyer en la introducción de su libro: «EDITH STEIN, SU VIDA EN DOCUMENTOS E IMÁGENES«.

Ese misterio sale a la luz para que nosotros una vez más, extasiados por la grandeza del amor, seamos sobrepasados en la cotidianeidad. Sí, los santos nos regalan esa fuerza que muchas veces no vemos.

Hoy, al celebrar la fiesta de Teresa Benedicta de la Cruz, patrona de Europa, se nos permite regocijarnos con el testimonio de su vida. Esta mujer nacida en una familia hebrea, buscadora incansable de la verdad, estudiante sobresaliente, convertida al cristianismo a los treinta años, profesora, enfermera, científica, carmelita descalza, mártir… Mucho más puedo decir al intentar resumir la cronología de su vida.

Lo cierto es que ella nos despierta esa capacidad de admiración que tenemos todos, porque en poco tiempo, cincuenta años y diez meses, desarrolló todas las facetas que le permitieron llegar a la plenitud.

Estudiante Sobresaliente

Edith, a los catorce años dejó los estudios, pero no porque estudiar haya sido para ella un agobio, el colegio la entusiasmaba. Ella dice que «las decisiones que ha tomado, siempre proceden de una hondura que desconocía». ( Estrellas Amarillas C.4 pág. 116)

A esa edad una crisis, aquellas que llegan en la adolescencia, provoca un descontento en Edith, que está relacionado con sus creencias religiosas. Podemos deducir fácilmente la hondura de esa decisión, siendo todavía tan joven. Recordemos que después vive una profunda conversión del judaísmo al cristianismo.

A los dos años de haber dejado el colegio, recibió clases privadas, y en 1911 acabó con éxito su bachillerato. Entre los años 1911 y 1913 hizo sus estudios universitarios en Breslau, clasificación sobresaliente en los ramos: Germanística, historia, psicología y filosofía. Durante los dos siguientes años hizo estudios universitarios en Gottingen: Filosofía con Husserl, germanística e historia.

Su examen de Licenciatura lo rindió con sobresaliente en 1915. En esta ciudad Edith se fue transformando gradualmente. Su encuentro con el profesor Edmund Husserl abrió un mundo que cambió sus proyectos. En principio iría por un semestre, sin embargo permaneció allí de 1913 a 1915, año de su licenciatura.

Edmund Husserl

Edith era una mujer apasionada por la ciencia, su agudo entendimiento se fue apartando progresivamente de la fe de sus padres, aunque a sus veintidós años todavía acompañaba a su madre a la sinagoga, produciéndole un profundo respeto su piedad.

Cuando se traslada a Gottingen, conoce allí a un importante grupo de filósofos, discípulos de Husserl. Uno de ellos, Adolf  Reinach le lleva a este gran maestro de la fenomenología. Presentía ella que iba en búsqueda de algo sumamente importante.

Se entablan relaciones humanas que la comienzan a entreabrir un mundo hasta entonces insospechado. Es el universo de la fe, algo que en un principio no trascendía para Edith del ámbito de los fenómenos. Reflexiones más profundas la harán valorar que dentro de ese mundo vivían personas de gran calidad, personas por ella admiradas. Y la relación con estas personas es más profunda, más hermosa, que las amistades antiguas de camaradería estudiantil. (María Amata Neyer)

Husserl la acoge en su círculo de discípulos, transformándose ella en su más inteligente alumna. Edith busca la verdad objetiva, la ciencia la dirige al saber, y en el saber, dice ella, «poseemos la verdad». Para Husserl, la verdad es la luminosa certeza de aquello que «es, o no es».

Husserl enseña a sus discípulos a despojarse radicalmente de prejuicios, se convierte casi sin saberlo, en el iniciador de un movimiento intelectual, que a traves de él se adentra en la verdad última y divina.

Adolf Reinach

En Gottingen conoció a Adolf Reinach, filósofo fallecido en la guerra en el año 1917, hijo intelectual de Husserl. Adolf estaba casado con Ana Stettenheimer. A raíz de esta muerte Edith temía acercarse a la viuda, pues el dolor de una pérdida tan importante haría nulos todos sus argumentos posibles para consolar a la joven mujer. Pero Ana le pide organizar el legado póstumo de su marido, esa entereza e inquebrantable tranquilidad de la mujer sorprendió a Edith. Este matrimonio se había convertido del judaísmo al luteranismo hacía muy poco tiempo, y la creencia en el Hijo de Dios que muere en la cruz para salvarnos genera en Ana, esa fuerza que hace posible vivir el sufrimiento con fe y esperanza, todo no acaba con la muerte, después de ese paso hay algo más que Edith todavía no conocía.

Enfermera

Después se alistó como enfermera voluntaria en el frente, durante la primera guerra mundial. Lo hizo en contra de la voluntad de su madre, que veía en ese lugar un camino peligroso para su hija. Edith se preparó en la Cruz Roja, dio el examen de auxiliar y trabajó incansablemente en un sanatorio de infecciosos cerca del frente de los Cárpatos.

Después de cumplido el servicio en el hospital recuperó la asignatura complementaria de griego, y comenzó su año de prácticas en Breslau. Solo intentaba sustituir a un profesor gravemente enfermo; más con ello podía también aquietar a su madre y a sus hermanos, satisfechos porque al fin se había orientado hacia una carrera de cierto prestigio. (María Amata Neyer)

Freiburg

La benjamina de la familia es invitada después a Freiburg, junto a Husserl, en abril de 1916. En el viaje se encuentra con un antiguo compañero de estudios que le habla de algunos fenomenólogos jóvenes que se han convertido.

Durante este viaje, otro suceso que le impresiona sobremanera es el encuentro en la Catedral de Frankfurt con una sencilla mujer que entra, se arrodilla y ora en silencio. Edith estaba acostumbrada a los rituales judíos en la Sinagoga. Jamás había visto que alguien se relacionara con Dios así, como un trato de amistad.

Vio también en el museo de esta Catedral, unas imágenes que habían traído de un sepulcro flamenco. Se detuvo ante la expresión de sus rostros. Esos rostros expresan el dolor, pero no de una manera desesperanzada, sino un dolor con veneración y paz. Edith no pudo continuar su recorrido hasta el final, las obras de arte del griego antiguo que deseaba contemplar, perdieron importancia.

Doctorado

El 3 de agosto de 1916 Edith da su examen de doctorado en la Universidad de Freiburg. El mismo día el decano le entrega su certificado de aprobación con la máxima calificación. Desde entonces trabaja como ayudante de Husserl, fue un año y medio de muchas dificultades. No podía llevar a cabo sus proyectos científicos, todas sus previsiones se fueron al trasto. Husserl le pidió revisar y clasificar sus manuscritos estenografiados, pero el maestro no valoró ese trabajo. Otras circunstancias frenaron las energías de Husserl, hasta que por fin Edith pide ser removida de su cargo. Su maestro la recomienda para la cátedra, pero a fines de 1918 Edith abandona Freiburg.

Al año siguiente intenta obtener la cátedra, pero nuevamente fracasa. Se marcha a Breslau, allí trabaja como profesora de alumnos privados, lo hace en su casa paterna. También trabajó en la Escuela Popular Superior de Breslau.

Hedwig Conrad Martius

Me hallé en una crisis interior, insoluble en mi casa, llegó a decir Edith. ¿cómo encauzar mi vida? se preguntaba.

En el año 1921 se marcha a casa de un matrimonio amigo, discípulos ambos de Husserl; Theodor y Hedwig Conrad Martius. Ellos cultivaban un huerto para su subsistencia y por las noches filosofaban.

Era natural que Edith, como otros muchos fenomenólogos, nos visitase frecuentemente durante semanas allí donde estuviésemos domiciliados. Sus amigos eran nuestros amigos… Cuando Edith estuvo por última vez durante meses con nosotros, nos encontrábamos las dos en crisis religiosa. Caminábamos como en un camino estrecho, una junto a otra, atendiendo cada una en cada momento a la llamada divina. (Hedwid Conrad)

Y ocurrió el milagro, una noche, sola en casa de sus amigos, Edith encontró un libro en el anaquel y comenzó a leer lo que para ella será «la revelación de la verdad buscada por años». El título del libro: «Vida de Santa Teresa de Jesús», nos dice a todos nosotros, que ese misterio escondido en la oscuridad de lo insondable se hace luz en el corazón de una mujer inquieta, que desde pequeña buscaba esclarecer el mundo interior del espíritu.

Teresa de Jesús

¿Cuál fue la verdad que descubrió Edith en el libro de la Vida de Teresa de Jesús? Que Dios no es el Dios de la ciencia, sino el Dios del amor, y que el misterio de su existencia nunca será descifrado por nuestro entendimiento. Teresa es una de las grandes místicas de la historia, que conoce por experiencia el amor de Dios. Edith descubre en Teresa esa capacidad de penetrar en la profundidad del alma, y Teresa derrama en ella su luz. Lo propio del alma es algo que podemos percibir claramente, aunque continúe siendo un misterio escondido.

El encuentro de Teresa con las Confesiones de San Agustín, como el encuentro de Edith con el libro de la Vida de Teresa, son el preámbulo de una conversión a la «Vida». Ambas descubren que esa muerte que les privaba de la libertad para entregarse a Dios, debe ser derruida. «Alabado sea Dios, que me dio vida para librarme de muerte tan terrible.» (Teresa) «Mi secreto es para mí» (Edith)

Durante años venía interrogándose por la verdad desde planteamientos filosóficos y científicos. Era la verdad del objeto, de las cosas en sí mismas, de sus contenidos. En Teresa de Ávila supo captar la verdad del amor, que no es cuestión de conocimiento sino de relación. (María Amata Neyer)

Conversión

Edith se compró un catecismo y un misal católico. Estudió a fondo los dos libros. Cuando se sintió preparada entró a una Iglesia católica y comprendió lo que se estaba celebrando. Inmediatamente pide el bautismo, y frente a la negativa del sacerdote que la invita primero a una formación de catequesis, ella pide ser examinada, responde a todas las preguntas como siempre, como sobresaliente. Entonces se fija la fecha del bautismo para el 1 de enero del año siguiente (1922).

Se celebra su bautismo y primera comunión en la parroquia de San Martín de Bergzabern. Su madrina fue Hedwig Conrad Martius. Un mes después la confirmación, en la capilla privada del obispo de Speyer.

Labor educativa

Después se trasladó al monasterio de las Dominicas en calidad de maestra. Vive allí una nueva experiencia en una comunidad religiosa. Misa diaria, oración de la liturgia de las Horas, oración de meditación. Todo esto junto a su labor como profesora, le permite también dedicar tiempo a su investigación científica.

Hace traducciones y otras actividades como escritora. Da conferencias en Alemania y en el extranjero.

Ocho años trabajó Edith con las Dominicas en Speyer. Las religiosas la llamaban Señorita Doctor.

Entre 1932 y 1933 es profesora en el Instituto Alemán de pedagogía Científica de Münster.

Entrada al Carmelo

El 14 de octubre de 1933 entra Edith al carmelo de Colonia. Tomó el hábito el 15 de abril de 1934. Profesión simple por tres años el 21 de abril de 1935. Hace sus votos perpetuos el 21 de abril de 1938. En diciembre de ese año debe emigrar a Echt-Holanda, Carmelo que había sido fundado por su comunidad de Colonia. Allí se siente protegida, a pesar de encontrarse en una situación muy difícil. Su hermana Rosa se le une después ocupando en la comunidad el oficio de portería.

Martirio

Edith percibió que su partida de Colonia era una despedida para siempre. Permanece en Holanda cuatro años.

En el mes de enero de 1942 la hermana Teresa Benedicta de la Cruz comprende que pone en peligro a su convento. El nacionalsocialismo se dispone a la extirpación sistemática del pueblo judío. A ambas hermanas se les llamaba con frecuencia a interminables interrogatorios, se les obliga a llevar la estrella amarilla judía.

Surge una posibilidad de trasladarse a un Carmelo de Suiza, pero solo es posible el traslado para Teresa Benedicta, Rosa debe quedarse en Holanda. Nunca hubiera dejado a su hermana, decide no marcharse sin ella con la esperanza de encontrar otra solución. Jesús la anima a hacerse pequeña y humilde como Él en su infancia.

«Ayer, estando ante la imagen del Niño Jesús de Praga, se me ocurrió la idea de que ella sostiene el estado imperial y de que no es casualidad el que haya manifestado su influjo precisamente en Praga. Praga fue, en efecto, por muchos siglos, sede de los antiguos emperadores alemanes y romanos, y produce una impresión de tal majestad, que no admite comparación con ninguna otra ciudad de las que conozco, ni siquiera con Paris y Viena. El Niño Jesús vino precisamente cuando se acercaba el final del imperio político de Praga. ¿Acaso no es Él, el Emperador escondido, que algún día acabará con todos los males y desgracias? (Carta de Hna. Teresa Benedicta a Hna. Juana en febrero de 1942)

Este «Emperador», escondido en la oscuridad de lo insondable, animó a Teresa Benedicta de la Cruz, enfrentarse a la muerte en silencio, con amor, sin juzgar. Fue detenida el 2 de agosto de 1942 y conducida a Amersfoort. Dos días después fue llevada al campo de concentración de Westerbork. En un convoy es llevada después hacia el este. Llega a Auschwitz el 9 de agosto, donde muere en la cámara de gas.

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